Dr. Arcenio Estévez Medina.
El mundo entero está preocupado por el auge de
las enfermedades crónicas no transmisibles, trastornos de larga duración y
evolución lenta, que cobran 38 millones de vidas humanas cada año, de acuerdo a
un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 2015. .
Entre estas enfermedades están la enfermedad cardiovascular,
el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, que
representan el 63 por ciento de todas las muertes producidas al año en el
mundo. También se encuentran en este grupo las discapacidades visuales,
auditivas y las afecciones bucodentales. El 42 por ciento de estos fallecimientos
sucedió antes de las personas cumplir los 70 años y la mayoría de estas muertes
se pudieron haber evitado con medidas preventivas, consistentes en alimentación
sana y actividad física.
La que mayor cantidad de personas mata es la
enfermedad cardiovascular con 17.5 millones de defunciones para representar el
46 por ciento. El cáncer, en todas sus
variedades, constituye el 22 por ciento, con unas 8.2 millones de muertes al
año. Estas dos causas abarcan el 68 por
ciento de las muertes por enfermedades crónicas no transmisibles, a decir de la
Dra. Margaret Chan, máxima funcionaria de la OMS, en una actividad realizada en
enero del año 2015. También producen un número importante de fallecimientos las
enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes. Ambas causan casi 6 millones de las muertes
en este renglón.
El 82 por ciento de estas muertes suceden en
países de ingresos bajos y medios debido al poco nivel educativo de los
habitantes, la baja acción de los organismos que ejecutan la salud y la escasa
inversión del Producto Interno Bruto (PIB) en políticas sanitarias de estas
naciones. Sin embargo, con medidas
sencillas de tipo dietético, disponibilidad de medicamentos para la población
general y propuestas de actividades física; países con Indice de Desarrollo
Humano muy alto han logrado reducir el 70 por ciento de las referidas muertes,
entre estas naciones están Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, Reino Unido
y Australia.
El control de los factores de riesgo ha sido la
mejor respuesta para tener éxito en este problema de salud pública
mundial. Entre éstos tenemos,
sedentarismo, la dieta incorrecta, hipertensión arterial, sobre peso, obesidad,
elevación de los niveles de colesterol y triglicéridos, consumo de tabaco y uso
excesivo de alcohol. Cuando se combinan
varios factores de riesgo se aumentan las posibilidades de morir por una de
esas causas hasta en el 75 por ciento.
No es imposible reducir y eliminar muchos de estos factores de
riesgo.
La alimentación incorrecta es un factor de
riesgo para el cáncer, diabetes y la enfermedad cardiovascular. Si la modificamos de manera correcta podemos
evitar gran parte de estas enfermedades y si la combinamos con la actividad
física bien programada tendremos mayor éxito.
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