sábado, 10 de abril de 2021

CARBOHIDRATOS, PROTEINAS Y LIPIDOS ANTES DE EMBARAZO

Mantener una ingesta adecuada de proteínas, lípidos e hidratos de carbono siempre debe constituirse en un objetivo de la pareja y por supuesto, del nutriólogo clínico, el obstetra y cualquier médico que esté vinculado al proceso de la preconcepción para lograr un embarazo saludable. 

Proteína y su relación con la fertilidad

El consumo excesivo de proteínas de origen animal, con reducción proporcional de la vegetal, puede conducir a problemas importantes de la fertilidad. Según una investigación realizada por Liliana González et al., publicada en la revista Nutrición Hospitalaria a través de su número, 35 extra 6, del 2018, demostró que con el simple hecho de consumir el 5% del valor calórico total en base a proteína vegetal, se reduce a más de la mitad la infertilidad por anovulación.

Lípidos y preconcepción

El número de los espermatozoides desciende cuando el hombre tiene en su dieta exceso de grasas saturadas (10 % o más del valor calórico total).  Por otro lado, cuando se ingieren grasas trans por encima de las cifras aceptadas como normales (cuando éstas se encuentran en el 1% o más de las calorías que se consumen en un día), se asocia a resistencia a la insulina y por supuesto, aumenta el riesgo de tener problemas en la ovulación y la calidad de los espermatozoides.

Mientras que se ha planteado que tener una alimentación rica en grasas monoinsaturadas mejora la fertilidad, tanto en el sexo masculino como en el femenino.

Incluir en los farmaconutrientes el omega 3, en el manejo de la mujer con diagnóstico de síndrome de ovario poliquístico, reduce sus niveles de testosterona y mejora el riesgo de padecer infertilidad como consecuencia de la resistencia a la insulina.

En cuanto a los ácidos grasos, si la mujer consume alimentos ricos en omega 3, esto se relaciona con una buena calidad de la forma del embrión.

Los hidratos de carbono y su papel en la fertilidad

Estos nutrientes son imprescindibles para una fertilidad satisfactoria y de buena calidad, tanto en el sexo masculino como en el femenino.  La calidad del semen mejora mucho cuando se consumen alimentos con baja carga glucémica.  Esto, de acuerdo al índice glucémico, que es la rapidez con la que un alimento puede producir incremento del valor de la glucosa. Así, cuando este índice es alto, el riesgo de tener espermatozoides anormales aumenta y viceversa, cuando es bajo disminuye.  Es decir, que el riesgo es directamente proporcional al índice glucémico de los hidratos de carbono contenidos en la dieta de la persona.  Esta variable, cuando es baja, mejora la capacidad de fertilidad respecto a la ovulación porque se reduce el riesgo de resistencia a la insulina, aumentando la sensibilidad a ésta. 

Es importante destacar que solo los hidratos de carbono y los alimentos que los contienen cuentan con índice glucémico.  Por tanto, no debemos investigar este parámetro en los lípidos ni las proteínas.  También se debe tener claro que los alimentos con este indicador elevado incrementan la glucemia. 

El índice glucémico está basado en una escala que va del 1 al 100, siendo la glucosa, como sustancia, el indicador equivalente a 100, es decir el más alto.  Se considera que un alimento tiene un índice glucémico bajo cuando se le reporta un valor entre 0 y 55.  Lo ideal es que los hombres con problemas en la calidad de los espermatozoides, incluyan en sus dietas alimentos de este grupo.  Igual aquéllas personas diabéticas deben consumir, dentro de lo posible alimentos que estén en esta clasificación.

Entre los alimentos más consumidos en nuestra cultura alimentaria tenemos –según cifras suministradas por la organización no gubernamental española, Fundación para la Diabetes, en su Tabla de raciones de hidratos de carbono, - con un  índice glucémico bajo el arroz blanco cocinado, pastas, ajo, cebolla, espinaca, pepino, ají, puerro, rábano, lechuga, apio, berenjena, remolacha, repollo, tomate, berro, brócoli, plátano, zanahoria, manzana, piña, naranja, uva, pera, mango, cereza, ciruela, mandarina, aguacate, frutos secos, crema de maní, legumbres, leche y yogurt y cereales integrales.

Se incluyen en los que tienen un índice glucémico moderado (56 a 69), el arroz integral –contrario a lo que piensan muchas personas-, maíz enlatado, papa hervida, pan pita, melón y pasas.

Por otro lado, están los que tienen un índice glucémico alto (70 a 100) la glucosa, pan blanco, azúcar moreno y blanco, miel, papa frita, cerveza y cerveza sin alcohol, sandía, la mayoría de refrigerios y cereales procesados.

ALCOHOL, TABACO Y CAFÉ: SU RELACIÓN CON LA FERTILIDAD

El consumo de alcohol. Tomar esta bebida de manera excesiva reduce las concentraciones de estrógeno y testosterona.  También distorsiona el ciclo menstrual y la capacidad funcional de los testículos. 

El uso del tabaco es muy dañino, pues la nicotina en la sangre puede provocar espasmo vascular e hipoxia en varios órganos.  Esa hipoxia es capaz de afectar la fertilidad e inmunidad del paciente.  Al mismo tiempo que aumenta el riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer.  Es recomendable, para ambos miembros de la pareja, dejar de fumar antes del periodo de la preconcepción. 

En cuanto a tomar café y otras bebidas con cafeína como los refrescos carbonatados y su relación con la concepción, hay varios estudios; pero debemos destacar la presencia de contradicciones en los reportes de éstos.  Por ejemplo, una investigación de Fabiola Carolina Uday, publicado en el año 2019, con el título de Evaluación del riesgo toxicológico de la acrilamida del café de las marcas consumidas en zona urbana de la ciudad de Cuenca, donde no se demostró en el café en las cantidades que se consumía, por las mujeres incluidas en el estudio, que la cantidad de acrilamida no produjo condiciones para infertilidad en las mismas.

Aunque este estudio de Fabiola Uday, no demostró daño producido sobre la fertilidad con el consumo de café, la toxicidad de esta sustancia puede producir infertilidad en animales machos de laboratorio, según un estudio (Morales & Rufián, 2004), citado por esta investigadora.

La acrilamida se genera en el proceso de tostado del café y es un tóxico que se produce a partir de un aminoácido, llamado asparagina, reacciona con azúcares reductores (en especial la fructosa y glucosa) a temperaturas entre 120° y 180°C.  En el caso del café esto sucede cuando realizamos el proceso del tostado de este aromático grano para elaborar la tan consumida bebida.  De todas maneras la acrilamida ha sido clasificada como una sustancia probable carcinógena para los humanos.   Hay que destacar que la concentración de acrilamida es mayor en el café instantáneo que el preparado y tostado en la casa.

Otra situación que afecta la fertilidad es el uso de anticonceptivos por tiempo prolongado.  Se ha establecido que dificulta la posibilidad de embarazarse cuando la mujer decide tener hijos.

FERTILIDAD Y SU RELACIÓN CON LA GRASA Y EL PESO CORPORAL

Hasta hace poco tiempo se pensaba que el tejido adiposo, no tenía más función que amortiguar los traumatismos y servir de protección a órganos importantes.   Sin embargo, hoy se sabe que los niveles bajos o altos de grasa se relacionan con el descenso de la fertilidad, tanto en las mujeres como en los hombres.  Las células grasas producen adipocina, leptina, estrógeno y testosterona. Esto influye de diferentes maneras en la concepción, muchas veces de manera decisiva.  Sus niveles cambian de acuerdo al contenido de grasa corporal e interfieren con los procesos de desarrollo folicular, maduración y reproducción de los espermatozoides y ovulación.

Los niveles muy bajos o elevados de grasa en el cuerpo se asocian, en un alto porcentaje de casos, con problemas de la fertilidad.  Esto es debido a que estos cambios intervienen en el proceso de la ovulación y con el desarrollo de los espermatozoides, lo que se expresa con trastornos que dan al traste con la capacidad para reproducirse en la mujer y el hombre respectivamente.

La mayoría de hombres y mujeres obesos no necesariamente son infértiles, pero tienen más posibilidades de tener reducción de la fertilidad que los normopesos.  Las mujeres obesas presentan mayores niveles de estrógenos, andrógenos y leptina que las no obesas y esto les causa irregularidad del ciclo menstrual, insuficiencia ovulatoria, ciclos anovulatorios y amenorrea.

En los varones la obesidad se asocia a concentraciones bajas de testosterona, así como aumento de estrógeno y leptina.  Esto les reduce su capacidad de fertilidad. 

La leptina y la fertilidad

Es una proteína producida por las células grasas, que al fijarse a los receptores específicos del hipotálamo disminuye el apetito, aumenta el gasto energético y estimula la secreción de gonadotropina. 

Las concentraciones de leptina se elevan cuando los niveles de grasa corporal son altos, frenando el apetito y bajan cuando éstos descienden desencadenando el deseo de ingerir alimentos.

Una investigación publicada en el 2016 por Georgina García, Arturo Venebra y Ulises Aguilera, titulada Comportamiento de los ácidos grasos durante el embarazo adolescente, determinó que la leptina tiene efectos en el metabolismo de los lípidos maternos antes y después del parto en la adolescente.  En estos casos hay síndrome de resistencia de la leptina y se asocia a la salud de la madre y su hijo.  Lo que, según estos autores, provoca riesgo cardiovascular por resistencia periférica a la insulina, retroalimentado por una dieta rica en ácidos grasos, alta en hidratos de carbono y baja en proteínas. 

Debemos proponernos que la mujer, desde el momento que decide embarazarse, tenga una alimentación y nutrición equilibrada para su condición preconcepcional y luego, durante el embarazo, para evitar que desarrolle una resistencia a la leptina.   

El colesterol, ácidos grasos y su relación con la concepción    

Un estudio de Koppers Aj, Garg Ml y Aitken RJ, asegura que los espermatozoides de varones afectados por trastornos de la fertilidad presentan niveles de ácidos grasos muy altos, sin importar su peso corporal y esto afecta las mitocondrias de estas células y reduce su capacidad funcional.

Las dietas ricas en grasa y sobre todo si son altas en colesterol, afectan la motilidad del espermatozoide y reducen su calidad para la competencia por alcanzar y entrar al óvulo. 

Peso corporal y fertilidad                                             

La reducción del peso corporal en mujeres con obesidad y que tienen problemas para lograr una concepción efectiva ayuda a que haya una buena ovulación y una concepción satisfactoria.  De hecho, una investigación de Yomara Benítez et al., titulada Efectos de la obesidad en la reproducción humana femenina, publicada en el 2019, afirma que una pérdida de peso de 5 a 10% del peso corporal puede ser suficiente para restablecer la fertilidad y mejorar los marcadores metabólicos. 

IMC y fertilidad

Los hombres con infertilidad y un IMC de 25 y más kg/m2 deben tratar de perder peso y llevar este indicador a sus niveles normales para lograr mejorar la calidad de su semen.

Jenniffer Puerta, Alejandra Gómez y Walter Cardona, reportaron, en una investigación titulada Efecto de la disminución del índice de masa corporal sobre la calidad seminal, publicada en el 2019, que al reducir el 19 % del IMC en pacientes con sobre peso y obesidad registró una elevación en el 400 % del volumen seminal, la concentración espermática total del 220 %, la movilidad total en 121 % y la viabilidad espermática en el 38 %.  Estos resultados llevaron a los autores de este estudio a concluir que la obesidad está inversamente relacionada con la calidad seminal.  Este trabajo constituye una evidencia incuestionable de la efectividad lograda al descender el IMC en personas obesas masculinas, con sobre peso y problemas de fertilidad.

El IMC de 18.5 kg/m2 o menos, con frecuencia, es responsable de ciclos menstruales irregulares y falta de menstruación, de acuerdo a lo planteado por Loor Edwin et al., en el estudio Consecuencias y alternativas para las mujeres con problemas de infertilidad, dado a conocer por la Revista Científica Mundo de la Investigación y el Conocimiento en su Vol. 3, núm 3., del 2019. 

Por otro lado, se ha establecido que, por lo general, cuando el IMC es de 17.5, o menos, la usuaria tiene un problema de la alimentación. 

En cualquiera de los casos anteriores, ya sea por deficiencia o por exceso nutricional, la intervención del nutriólogo clínico, como parte del equipo multidisciplinario que maneja a la mujer, es fundamental para contribuir con la solución de este problema.

Una investigación, publicada en el 2016, realizada por Iván Orfo Méndez, presentada en la Universidad de Valladolid, titulada “Obesidad Femenina y su Relación con la Fertilidad”, reportó que hubo una significativa mejoría en la capacidad fértil de la mujer cuando estaba obesa y perdía peso.  Lo que se expresó con un aumento de embarazo entre el 40 y el 60 % en las mujeres que perdieron el 5 % o más del peso corporal.  Por otro lado, en las que no tuvieron reducción de peso no hubo concepción.

Numerosos estudios han concluido que niveles altos o bajos de grasas afectan la fertilidad en los dos sexos.  Esto es debido a que interfieren de manera directa en la ovulación y el desarrollo de los espermatozoides. 

La mujer tiene mayor concentración de grasa que el hombre como condición normal.  Además de esto la distribución corporal de la grasa en personas del sexo femenino juega un papel significativo en la infertilidad.  El tipo de obesidad es importante y para obtener este dato, debemos establecer el llamado Índice Cintura Cadera (ICC), que se obtiene dividiendo la medida de la cintura entre la de la cadera en cm.  A partir de este resultado y su interpretación determinamos que la persona tiene obesidad central o visceral si el cociente de esta operación matemática es mayor de 0.84 en la mujer y de 0.94 en el hombre. Esta aumenta el riesgo de una fertilidad reducida, menor frecuencia menstrual, un alto riesgo de enfermedad cardiovascular y de diabetes mellitus.  Mientras que la obesidad periférica es la que el ICC está por debajo de 0.71 en la mujer y 0.87 en el hombre.  Esta obesidad aumenta el riesgo de sufrir problemas de circulación periférica.   

Cuando el IMC baja de 20 kg/m2 se hace difícil activar y mantener las funciones normales de la reproducción en la mujer.  Por otro lado, una reducida concentración de grasa durante la adolescencia se asocia a demora en la edad de la menarquia y con menor fertilidad en el curso de la vida.  Además, las mujeres con baja concentración de grasa presentan amenorrea y retraso del tiempo de la concepción.  

Otro problema que afecta a la mujer es el síndrome de ovario poliquístico, una situación que compromete la capacidad de fertilidad en la mujer.  Por esa razón, no podemos olvidarnos de explorar la presencia de esta patología cuando estemos evaluando a una mujer para crear las condiciones óptimas en las que pueda lograr una buena concepción y seguir con un embarazo capaz de arribar, con viabilidad, a un feliz término.

LA NUTRICION EN LA PRECONCEPCIÓN

 La nutrición correcta es un factor decisivo para que haya una buena fertilidad.  Por esa razón debemos preocuparnos para que la pareja, involucrada en este proceso, reciba los alimentos que aporten los nutrimentos precisos para lograr el objetivo de la concepción y de manera simultánea, el debido crecimiento y desarrollo del producto de la gestación.

Una buena nutrición puede ayudar en el entorno donde se encuentran el óvulo y el espermatozoide para garantizar la concepción.  Esto es logrado a través de la presencia, en cantidad y calidad adecuadas de las hormonas que intervienen en este proceso.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), se refiere a la infertilidad como una enfermedad del sistema reproductivo y la define como la incapacidad de lograr un embarazo clínico después de 12 meses o más de relaciones sexuales no protegidas. 

En la infertilidad hay una incapacidad plena de la persona del sexo masculino o femenino para concebir, es decir de uno o ambos miembros que constituyen la pareja para que se realice la gestación.  Algo importante, para referirnos a infertilidad, es que la ausencia de la procreación debe ser involuntaria.  Si algún miembro de la pareja está usando algún método anticonceptivo ya no es infertilidad, aunque el otro componente no lo sepa.

Los excesos y las deficiencias nutricionales: sus efectos en la preconcepción

Cuando tenemos una malnutrición por exceso de nutrientes, en ambos sexos, como la obesidad, la diabetes, la hiperuricemia, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y algunos trastornos hormonales se ve afectada la concepción.

En el caso de la obesidad se asocia a madres obesas la presencia de defectos del tubo neural en los hijos de ellas, diabetes, parto prematuro y cesárea.  Con reducir el peso antes de la concepción disminuyen, de manera sustancial, los riesgos de estos problemas.

Por otro lado, la desnutrición, tanto en el hombre como en la mujer, afecta la capacidad de la pareja para lograr una buena fertilidad.

FERTILIDAD: EJERCICIO, ACTIVIDAD FÍSICA Y DEPORTE

Para muchos, tanto en hombre como en mujer, el hecho de hacer ejercicios físicos de manera intensa les ayuda a tener un mejor desempeño de la función sexual y una buena fertilidad.  A diario nos encontramos con los gimnasios abarrotados de personas buscando una mejor apariencia física, función sexual y aumentar la esperanza de vida.  Es recomendable el ejercicio y las actividades que nos ayudan a aumentar el consumo de calorías, pero debemos cuidarnos de los excesos.

Antes de asistir al gimnasio, la persona debe ir al médico, preferiblemente al nutriólogo clínico, para que le haga una evaluación exhaustiva, que debe incluir, además del examen físico y valoración nutricional, los análisis de laboratorio clínico que permitan establecer, a ciencia cierta, el tipo de ejercicio físico, la duración, intensidad y frecuencia por semana, de acuerdo a la condición, estilo de vida y requerimientos de cada persona.  Todo esto debe ser individual y adaptado a las particularidades del caso. 

Debe estar claro que seguir la misma rutina e intensidad para un grupo de personas que llegan en un horario determinado al lugar de ejercitación, sin importar el sexo, edad, superficie corporal, tiempo y experiencia de entrenamiento, no es lo más recomendable.  Todo lo contrario, esto puede ser perjudicial para la salud y por esa razón un gran número de ellos presenta dolores musculares, cansancio, dificultad para moverse y hasta falta de interés por seguir en esta actividad.  El plan debe ser programado, progresivo hasta llegar a la meta propuesta y sobre todo acompañado de un diseño nutricional acorde al propósito para alcanzar un buen estado de salud.  Además de esto, tanto el ejercicio físico como la dieta deben ser gratificantes y no sentirse ni percibirse como un sacrificio.

En cuanto al ejercicio físico y su relación con la fertilidad, cuando se realiza, en el caso de las hembras, con gran intensidad la aparición de la menarquia se produce más tarde que aquellas que no los hacen de esta manera y con frecuencia desaparecen los ciclos menstruales.  En mujeres que practican atletismo de alto rendimiento se reportan ciclos menstruales anormales en más del 80% de ellas.  Esto afecta la capacidad de fertilidad en dichos casos.   Sin embargo, cuando se disminuye o abandona la intensidad de la actividad física, la mayoría de estas mujeres recupera su fertilidad.

No es malo hacer ejercicio físico a diario de manera moderada.  Por el contrario, esta es una buena práctica, siempre y cuando se realice de 30 a 45 minutos diario y hasta una hora es aceptable.  De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda alrededor de 150 minutos a la semana para una persona en condiciones normales y la embarazada sin complicaciones, entra en este grupo, lo que debemos asegurar es que los ejercicios, en ésta, no sean de alta intensidad.  

FERTILIDAD MASCULINA Y FEMENINA: HORMONAS QUE INTERVIENEN EN EL PROCESO

Hormonas que intervienen en el proceso de fertilidad masculina y femenina

Hormona luteinizante (LH) 

Se elabora en la hipófisis.  Tiene como función, en la mujer, inducir la ovulación, así como desarrollar el cuerpo lúteo.  Mientras que en el hombre interviene en la producción de testosterona.  De manera que debemos garantizar niveles de esta hormona dentro de los parámetros normales, tanto en la hembra como en el varón.  Por lo general se piensa solo en el sexo femenino cuando se está valorando la fertilidad en una pareja, pero es muy importante tomar en cuenta a ambos componentes de la misma.

La LH lo que hace es intervenir en el primer paso de la síntesis de esteroides –convertir el colesterol a pregnenolona, un neuroesteroide con acción moduladora de la excitabilidad neuronal y capacidad de adaptación sináptica -, de ahí su importancia en la preconcepción.  Interviene en la prevención de problemas de la próstata y endometriosis, lo que ayuda a una buena fertilización. En el cuerpo humano se transforma la pregnenolona en estrógeno y testosterona, hormonas imprescindibles para una buena concepción.

Hormona estimulante del folículo (FSH) 

Es producida en la glándula hipófisis o pituitaria y por su acción el folículo primario inicia el proceso de maduración hasta llegar a folículo de Graaf.  Estimula la secreción de estrógeno y los cambios en el endometrio, propios de la primera mitad del ciclo menstrual.  En el varón esta hormona actúa, de manera directa, en la generación de espermatozoides.  Igual que la LH, juega un rol decisivo en la fertilidad, tanto en el hombre como en la mujer.  Por esa razón debemos garantizar que los miembros de una pareja con planes de procrear mantengan parámetros normales de esta hormona y por supuesto, que en los casos donde hayan problemas para lograr este objetivo, hay que medir esta hormona y si sus valores están fuera de los límites establecidos como normales debemos hacer el manejo correcto para lograr esa meta y en consecuencia, la fertilidad.    

Gracias a la FSH se regula la aromatización que convierte, en el ser humano, los andrógenos en estrógenos.

Hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) 

La GnRH se sintetiza en el hipotálamo, en las neuronas del núcleo arcuato y gracias a ella la hipófisis regula la producción de FSH y LH.  Esta función es imprescindible para lograr la concepción.

Hay que garantizar la producción constante de esta neurohormona porque su vida media es muy corta, a penas dura entre 2 y 4 minutos y cualquier merma en la generación de ésta puede afectar la concepción.  

Estrógeno  

Su forma más abundante es el estradiol y se produce en los ovarios y los testículos, células adiposas, cuerpo lúteo y placenta durante el embarazo.  Se produce a partir del colesterol.  También usando como materia prima a la testosterona, mediante la acción de la enzima aramatasa que la convierte en estrógeno, impactando, de manera negativa, la fertilidad en el hombre.  

Los estrógenos ayudan a mantener funcionando bien el ciclo menstrual, el deseo sexual, formación de colágeno y la distribución de la grasa corporal en la cadera y mamas en la mujer. 

Progesterona

Es producida en los ovarios y la placenta. Interviene en el ciclo menstrual y crea las condiciones en el útero para recibir el óvulo fecundado.  La producción de progesterona se realiza a partir del colesterol LDL como sustrato.  De ahí el gran valor de mantener esta lipoproteína en niveles considerados normales porque si en el afán desmedido e irracional de bajarla sus niveles descienden mucho, nos quedamos sin materia prima para sintetizar progesterona.  Debemos ser cuidadosos, porque a este lípido le han llamado de manera tradicional colesterol malo y partiendo de esta última información no siempre es malo.  

Testosterona  

Es una hormona esteroide que el cuerpo sintetiza usando como materia prima al colesterol.  Se produce en las células de Leydip en los testículos y en menor cantidad en las células de la teca de los ovarios.  También se produce en la zona reticular de las glándulas suprarrenales.  Es importante para la diferenciación testicular y cerebral.  Ayuda en la formación de tejido muscular.  Interviene en la maduración de los órganos y desarrollo de caracteres sexuales primarios y secundarios, así como en la maduración de los espermatozoides.

En todo usuario con niveles de testosterona reportados por debajo de lo normal se debe hacer de rutina la medición en sangre de LH para establecer la relación existente entre la infertilidad y esta situación. 

Prolactina

Es una hormona que se produce en la glándula hipófisis, en su parte anterior, que tiene por función estimular la producción de leche en las mamas y la formación de progesterona en el llamado cuerpo lúteo. 

Cuando los niveles de prolactina en sangre se elevan pueden producirse problemas de la ovulación, ciclos menstruales anormales y presencia de leche en las mamas, que sale del pezón, sin la mujer estar lactando (galactorrea).  Todo esto puede afectar la fertilidad de femenina.

Las pacientes con problema de la fertilidad y niveles séricos de prolactina altos, cuya causa sea desconocida, se les deben investigar algunas etiologías endocrinológicas simultáneas.

Insulina

Cuando la persona tiene el IMC por encima de 30 kg/m2 aumenta el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina y esto es una condición que puede desencadenar elevación de la producción y posterior liberación de andrógenos ováricos en la mujer y reducción de globulina transportadora de hormonas sexuales y esto actúa en contra de la ovulación y la calidad de los espermatozoides.

Leptina

En las mujeres con obesidad se produce infertilidad porque tienen resistencia a la leptina y ésta se encuentra en niveles sanguíneos por encima de lo normal, lo que a su vez desencadena elevación de las concentraciones de testosterona y disminución de progesterona.  Mientras que en el hombre produce reducción de la testosterona e incremento de los estrógenos. 

 IMPORTANCIA DE LA ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA ANTES DEL EMBARAZO

Se necesita una anatomía normal de los órganos sexuales de cada uno de los miembros de la pareja para que haya una buena concepción.  Unas trompas de Falopio con todas sus estructuras en buenas condiciones y con capacidad funcional efectiva, ovarios y útero anatómica y fisiológicamente normales, para que se realicen los procesos que intervienen en la fertilidad.  De igual manera debe suceder con el aparato genital masculino.

La forma y constitución del espermatozoide intervienen en su destreza titánica para moverse y unirse al óvulo, que también debe tener una estructura normal para cumplir con su función de formar un nuevo ser humano.

La capacitación, definida como la destreza y habilidad del espermatozoide para unirse al óvulo y consumar la fecundación, proceso fisiológico y bioquímico en el que juega un papel protagónico su cola o flagelo para el movimiento competitivo de esta célula, que le conducirá a lograr la proeza de entre tantos millones de competidores, unirse al óvulo.  En este complejo y difícil proceso es primordial la curvatura del flagelo del espermatozoide para que tenga éxito en su emprendimiento de alcanzar, a través de una ruta muy tortuosa, a la célula sexual femenina y fusionarse a ella para dar origen a un nuevo ser humano.   Ese recorrido, la importancia de la curvatura del flagelo o cola y las habilidades del espermatozoide nos lo muestran de manera magistral Siva Villalobos et al., mediante un estudio que hicieron, titulado Determinación de curvatura de flagelos de espermatozoide en espacio 3D, presentado en el 38 Congreso Nacional de Ingeniería Biomédica, publicado en el 2017, donde se reportó mayor frecuencia de componentes de alta curvatura en el espermatozoide perteneciente a la población de capacitados, llegando a tener aproximadamente un 13% de diferencia con respecto a la clase no capacitada.

El espermatozoide no puede migrar por el aparato reproductor femenino a riendas sueltas, hay selectividad y control, lo que hace el papel de un tamizaje, donde interactúan, la detección de malformaciones, débil motilidad y capacidad del gameto masculino.  En el moco cervical, por ejemplo, según plantea Minerva Paterna, en su investigación, Modificaciones e interacciones moleculares que experimentan los gametos humanos para alcanzar una correcta fecundación, publicada en el 2018, hay una glucoproteína con alto contenido de hidratos de carbono, que hace difícil el paso del espermatozoide, lo que requiere de células fuertes y saludables, con buen flagelo para propulsar, vencer esta barrera y seguir adelante hacia la región ampullar de la trompa de Falopio donde se encontrará y unirá al óvulo. 

Hay una serie de factores que pueden afectar la posibilidad para lograr la fecundación de manera correcta como son un estado físico inadecuado, desnutrición y niveles elevados de ingesta de alcohol porque disminuyen la capacidad reproductiva y ponen en riesgo el crecimiento y desarrollo del producto.

lunes, 5 de abril de 2021

LA NUTRICIÓN Y SU RELACIÓN CON LA CAPACIDAD FUNCIONAL DE LOS ESPERMATOZOIDES

 Dr. Arcenio Estévez Medina

Se necesita una anatomía normal de los órganos sexuales de cada uno de los miembros de la pareja para que haya una buena concepción.  Unas trompas de Falopio con todas sus estructuras en buenas condiciones y con capacidad funcional efectiva, ovarios y útero anatómica y fisiológicamente normales, para que se realicen los procesos que intervienen en la fertilidad.  De igual manera debe suceder con el aparato genital masculino.

La forma y constitución del espermatozoide intervienen en su destreza titánica para moverse y unirse al óvulo, que también debe tener una estructura normal para cumplir con su función de formar un nuevo ser humano.

La capacitación, definida como la destreza y habilidad del espermatozoide para unirse al óvulo y consumar la fecundación, proceso fisiológico y bioquímico en el que juega un papel protagónico su cola o flagelo para el movimiento competitivo de esta célula, que le conducirá a lograr la proeza de entre tantos millones de competidores, unirse al óvulo.  En este complejo y difícil proceso es primordial la curvatura del flagelo del espermatozoide para que tenga éxito en su emprendimiento de alcanzar, a través de una ruta muy tortuosa, a la célula sexual femenina y fusionarse a ella para dar origen a un nuevo ser humano.   Ese recorrido, la importancia de la curvatura del flagelo o cola y las habilidades del espermatozoide nos lo muestran de manera magistral Siva Villalobos et al., mediante un estudio que hicieron, titulado Determinación de curvatura de flagelos de espermatozoide en espacio 3D, presentado en el 38 Congreso Nacional de Ingeniería Biomédica, publicado en el 2017, donde se reportó mayor frecuencia de componentes de alta curvatura en el espermatozoide perteneciente a la población de capacitados, llegando a tener aproximadamente un 13% de diferencia con respecto a la clase no capacitada.

El espermatozoide no puede migrar por el aparato reproductor femenino a riendas sueltas, hay selectividad y control, lo que hace el papel de un tamizaje, donde interactúan, la detección de malformaciones, débil motilidad y capacidad del gameto masculino.  En el moco cervical, por ejemplo, según plantea Minerva Paterna, en su investigación, Modificaciones e interacciones moleculares que experimentan los gametos humanos para alcanzar una correcta fecundación, publicada en el 2018, hay una glucoproteína con alto contenido de hidratos de carbono, que hace difícil el paso del espermatozoide, lo que requiere de células fuertes y saludables, con buen flagelo para propulsar, vencer esta barrera y seguir adelante hacia la región ampullar de la trompa de Falopio donde se encontrará y unirá al óvulo. 

Hay una serie de factores que pueden afectar la posibilidad para lograr la fecundación de manera correcta como son un estado físico inadecuado, desnutrición y niveles elevados de ingesta de alcohol porque disminuyen la capacidad reproductiva y ponen en riesgo el crecimiento y desarrollo del producto.

CUIDADO Y ATENCIÓN ANTES DEL EMBARAZO


Dr.  Arcenio Estévez Medina.

Cuidado preconcepcional

Son las intervenciones cuyo objetivo general es hacer una evaluación diagnóstica, intervenir y modificar los factores de riesgo reproductivo, a través de un plan de mejora diseñado por un equipo multidisciplinario para impactar de manera positiva las dificultades que enfrenta una pareja para su fertilidad.

Si la mujer es hipertensa hay que controlar esta enfermedad antes de embarazarse porque, según establece la Secretaría de Salud de Honduras, en sus Protocolos para la atención durante la preconcepción, en el embarazo, el parto, el puerperio y del neonato, publicada en el 2016, esta patología aumenta entre 10 y 30% el riesgo de que la mujer desarrolle preeclampsia durante la gestación.  De igual manera se incrementa el riesgo de esta enfermedad si la paciente está obesa y/o es diabética antes de embarazarse y no se tratan estos males. 

Atención preconcepcional

La atención preconcepcional es la asistencia médica profesional ofrecida antes del embarazo a una pareja que ha decidido procrearse, con el propósito de resolver, eliminar o reducir los factores de riesgo reproductivo y/o manejar patologías capaces de interceder con el desarrollo fisiológico del embarazo por venir.

Es una acción de mucho valor para una pareja porque a través de ella podemos detectar cualquier dificultad e incorporando a todos los actores involucrados en el proceso, buscarle solución porque cada uno tiene un papel por jugar y de la manera en que lo haga dependerá el éxito del plan. 


ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN EN LA PRECONCEPCIÓN, GENERALIDADES

 Dr. Arcenio Estévez Medina.

La preconcepción es el periodo que antecede al momento del inicio del embarazo, sea éste planificado o no.  Cualquier situación que afecte el equilibrio en la preconcepción trae como resultado problemas de la fertilidad.  La Organización Mundial de la Salud informa que cerca de 50 millones de parejas sufren de infertilidad en el planeta tierra. 

Según un estudio, de Nazaret Cubas Padrón, titulado Influencia del sobrepeso en la fertilidad humana, presentado en el 2018, en los países subdesarrollados la principal causa de infertilidad suelen ser las enfermedades de transmisión sexual.  Mientras que en las naciones desarrolladas es el retraso en la edad de la maternidad y paternidad.   

Para lograr un embarazo satisfactorio y un ser humano saludable es muy relevante la atención preconcepcional, definida por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de los Estados Unidos de Norteamérica, como un conjunto de intervenciones que tienen como objetivo identificar y modificar los riesgos biomédicos, de comportamiento y sociales para la salud de la mujer o el resultado del embarazo mediante la prevención y el manejo.  

Se piensa, con mucha frecuencia, en la mujer cuando se habla de preconcepción, pero también el hombre debe ser tomado en cuenta en el momento que vamos a intervenir la alimentación y nutrición de una pareja desde que se decide tener un hijo.

Es importante tratar a los dos miembros de la pareja para lograr con éxito un embarazo viable y saludable.  Esto porque la nutrición va a incidir de manera muy significativa en la salud de la gestante, el producto, el embarazo, la labor del parto y hasta en la lactancia.  Todos estos factores son impactados por el tipo de alimentación que tenga la mujer y el hombre en este segmento del ciclo vital.  Es por esta razón que la pareja debe consultar con un nutriólogo clínico, que formará parte del equipo responsable de su acompañamiento durante el embarazo.

Si la mujer y/o el hombre que han decidido tener un hijo no cuentan con un peso corporal saludable, debemos iniciar el plan para lograr este objetivo y así conseguir una concepción satisfactoria.  Esta decisión es parte importante en la prevención de malformaciones congénitas y complicaciones durante la gestación.