La nutrición correcta es un factor decisivo para que haya una buena fertilidad. Por esa razón debemos preocuparnos para que la pareja, involucrada en este proceso, reciba los alimentos que aporten los nutrimentos precisos para lograr el objetivo de la concepción y de manera simultánea, el debido crecimiento y desarrollo del producto de la gestación.
Una buena nutrición puede ayudar en
el entorno donde se encuentran el óvulo y el espermatozoide para garantizar la
concepción. Esto es logrado a través de
la presencia, en cantidad y calidad adecuadas de las hormonas que intervienen
en este proceso.
La Organización Mundial de la Salud
(OMS), se refiere a la infertilidad como una enfermedad del sistema
reproductivo y la define como la incapacidad de lograr un embarazo clínico
después de 12 meses o más de relaciones sexuales no protegidas.
En la infertilidad hay una
incapacidad plena de la persona del sexo masculino o femenino para concebir, es
decir de uno o ambos miembros que constituyen la pareja para que se realice la
gestación. Algo importante, para
referirnos a infertilidad, es que la ausencia de la procreación debe ser
involuntaria. Si algún miembro de la
pareja está usando algún método anticonceptivo ya no es infertilidad, aunque el
otro componente no lo sepa.
Los
excesos y las deficiencias nutricionales: sus efectos en la preconcepción
Cuando tenemos una malnutrición por
exceso de nutrientes, en ambos sexos, como la obesidad, la diabetes, la
hiperuricemia, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y algunos trastornos
hormonales se ve afectada la concepción.
En el caso de la obesidad se asocia a
madres obesas la presencia de defectos del tubo neural en los hijos de ellas,
diabetes, parto prematuro y cesárea. Con
reducir el peso antes de la concepción disminuyen, de manera sustancial, los
riesgos de estos problemas.
Por otro lado, la desnutrición, tanto
en el hombre como en la mujer, afecta la capacidad de la pareja para lograr una
buena fertilidad.
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