Dr. Arcenio Estévez Medina.
Con la gran lucha de la Organización Mundial
de la Salud contra el consumo del tabaco, en especial del cigarrillo, muchas
empresas productoras de artículos derivados de esta planta han invertido una
gran cantidad de millones de dólares para convencer, a los fumadores y a los
que no se han iniciado en este vicio tan dañino, de que estas presentaciones
comerciales son menos nocivas que el cigarrillo y el cigarro (el puro).
Dueños
de la industria del tabaco han buscado en países de Oriente, América y otros
lugares del mundo prácticas como el uso de la juka y el tabaco másticado para,
valiéndose de una propaganda subliminal, lograr que los consumidores de tabaco,
aunque cambien la forma, sigan usando productos del mismo y por otro lado,
captar usuarios nuevos. Por eso vemos
que estas presentaciones comerciales se están haciendo tan populares, sobre
todo entre los jóvenes, adolescentes y niños.
En muchas fiestas de los primeros y los segundos ya encontramos entre
las ofertas el uso de juka o tabaco masticado y en las redes sociales vemos de
manera constante la incitación al consumo del llamado tabaco sin humo. Muchos padres usuarios de la juka inician a
sus hijos, invitándoles a incurrir en esta práctica. Algunos no lo hacen, pero los niños los ven y
en poco tiempo están inhalando humo de la manguera de esta máquina creada por
la cultura oriental hace mucho tiempo.
El
alegato que han utilizado como estrategia de publicidad los dueños del negocio
del tabaco para conseguir consumidores es que no hacen tanto daño como el
cigarrillo, el cigarro (el puro) y la pipa.
Sin embargo, una investigación publicada por Reuters Health en Nueva
York, el 12 de agosto del 2013, afirma que el 72 por ciento de los usuarios de
estas formas de tabaco sin humo, también consumen cigarrillo. Lo que aumenta más el riesgo de problemas de
salud y fallecimientos por esta causa.
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