Dr. Arcenio Estévez Medina.
La recomendación de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) de que el azúcar agregado a los alimentos no debe pasar del 5 por
ciento de las calorías consumidas por la persona en un día, todos debemos
tratar de cumplirla para tener una mejor salud.
A pesar de la recomendación de la OMS el gobierno de
los Estados Unidos plantea a través de las Guías Dietética para los Americanos,
del año 2015-2020 que los azúcares añadidos o libres sean reducidos a menos del
10 por ciento de las calorías diarias de la persona. Sin embargo, este consumo está muy por encima
de la cifra de la OMS. La mayoría de
estas calorías llegan a través de las bebidas gaseosas y jugos de frutas
procesadas.
Es tan dañino el consumo excesivo de azúcar que con el
simple hecho de retirar el azúcar añadido a personas con dolores articulares
pierden peso y mejoran a los 10 días sus síntomas.
¿Qué es el azúcar libre?
Es todo monosacárido o disacárido que agregamos a los
alimentos en su elaboración, industrialización o preparación en la casa,
No es lo mismo una caloría
de fructosa que una de sacarosa
Lo peor es cuando se consume fructosa -como el jarabe
de maíz alto en fructosa usado para endulzar bebidas gaseosas- en vez de
sacarosa. La fructosa aumenta el riesgo
de producir resistencia a la insulina y la grasa abdominal, por esta razón
incrementa el riesgo de producir obesidad, hipertensión arterial, diabetes,
infarto agudo al miocardio y accidente cerebrovascular.
De acuerdo a afirmaciones del Dr. Robert Lustig, un
pediatra endocrinólogo estadounidense, el 80 por ciento de los alimentos
procesados contienen fructosa. Esto
significa que de cinco alimentos procesados que usted consume cuatro contienen
jarabe de maíz alto en fructosa. La
industria de los alimentos sabe muy bien que el azúcar es adictivo y por esta
razón lo incluye cada vez más en los alimentos, ya hasta las sopas instantáneas
tienen azúcar. Esto da una idea del alto
riesgo en que está la salud de los seres humanos.
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