Dr. Arcenio
Estévez Medina.
La planta de la higuera o higuereta, denominada como
palma cristi y masquetí en algunos lugares del mundo, conocida en lenguaje
científico como Ricinus communis, es usada con mucha frecuencia por la gente
común para diferentes males.
De ella se extrae el aceite de higuera, de ricino y el
de castor. Esto último es un error
debido a que el castor es un animal, por tanto, no es un aceite, es una
manteca; pero por ignorancia de los consumidores se lo venden como tal. El aceite de castor no puede extraerse de
una planta, porque este es un mamífero roedor, que vive en el agua y en la
tierra.
El aceite de ricino es recomendado, a menudo, por
algunos médicos el día anterior de hacer un estudio o previo a una cirugía.
También es frecuente que la gente lo tome como purgante, antiparasitario,
piojicida, caída del pelo, antigripal y antiasmático. Se usa además, en vendas para la sinusitis de
cualquier origen. Sin embargo, estos
empleos pueden producir significativos efectos secundarios.
Algunos efectos dañinos
producidos por el uso oral de este aceite.
En muchos lugares se usa, aplicado tópico, como
matagusanos en animales afectados por este problema. Es una razón para no
recomendar su empleo por vía oral.
Se han identificado en esta planta tres sustancias
dañinas para la salud: ricinas, ricialérgeno y ácido ricinoleico.
Las ricinas.
Son componentes venenosos presentes en el aceite y en el bagazo del
fruto de esta planta en mayor proporción. Se han identificado tres
ricinas. La D, que contiene 493
aminoácidos y 23 azúcares simples. La
ácida y la básica. Todas tienen propiedades
parecidas.
Las ricinas producen toxicidad porque aglutinan los
glóbulos rojos y pueden causar coagulación intravascular diseminada, lo que
provoca con facilidad la muerte. Causa,
además, destrucción de las células, disminuyendo la cantidad de las mismas en
el timo, ganglios linfáticos y médula ósea (Seminario Tramil 2, Santo Domingo,
1986).
La ricina contenida en un gramo de semillas de higuera
es suficiente para producir la muerte de un niño pequeño. La ingestión de las ricinas induce al
organismo a producir una antitoxina llamada antirricina.
El ricialérgeno. Es una sustancia altamente alergógena que
produce alergia en las vías respiratorias, en los ojos y en la piel. Esto puede desencadenar asma bronquial en
personas predispuestas.
El ácido ricinoleico.
Es el responsable de la acción laxante del aceite de higuera y el de
ricino. Aumenta el movimiento de los
intestinos (peristalsis). Sin embargo,
es muy irritante para la mucosa y puede provocar pérdida de albúmina, y
eliminación de potasio. Por esta razón
puede dar problemas al corazón y además, producir edema, por el descenso en los
niveles de albúmina.
En el año 1993, se recogieron, en Inglaterra, más de
mil collares hechos en Guatemala con la semilla de la higuereta y la razón para
esta acción fue porque la ricina es considerada un veneno. Esta sustancia ha sido usada en ataques
terroristas.
La persona que toma este aceite se expone a sufrir de
náusea, vómito, diarrea mucosanguinolenta, problemas renales, hepáticos,
hipotensión arterial, taquicardia, coma y hasta la muerte.
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