Dr. Arcenio Estévez
Medina.
La vitamina D forma parte del grupo de las
liposolubles, junto a la vitamina A, E y K.
Es muy importante para que los huesos estén en buen estado. Basta con recibir un poco de sol cada día (10
a 15 minutos) para tener buena cantidad de este micronutriente. Por esta razón algunos les han llamado la
vitamina solana.
Los rayos del sol crean la vitamina D en la piel, pero
producen, además, beta-endorfina y hacen que el endotelio libere óxido nítrico,
un potente vasodilatador, que ayuda a mantener la buena circulación sanguínea y
la presión arterial dentro de los límites normales.
Ayuda a controlar los
niveles de colesterol en sangre.
Como el cuerpo utiliza el colesterol para elaborar
esta vitamina, se reducen los niveles de este lípido en la sangre a medida que
es empleado como materia prima para producir esta sustancia. Se considera que la vitamina D está normal
cuando se reporta entre 50 y 70 ng/ml de sangre.
La vitamina D y su papel en
el cáncer.
Esta vitamina es utilizada para controlar el daño
producido por diferentes causas en las células.
Un estudio de JoEllen Welsh -citado por el Dr. Joseph Mercola en un
artículo- de la Universidad de Nueva York en Albany, capital de este Estado,
demostró que al inyectar Vitamina D en mamas humanas con células cancerosas, el
50 por ciento de ellas, perdieron vitalidad y sucumbieron muy pronto. Esta es una acción beneficiosa parecida al
tamoxifeno, un fármaco aprobado para el tratamiento del cáncer, pero esta
vitamina no produce los efectos secundarios del referido medicamento y su precio
es muy bajo.
La deficiencia de vitamina D es considerada un importante
factor de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes,
enfermedad cardiovascular y el cáncer, de acuerdo a una investigación publicada
por la Asociación Médica de la India.
Varios estudios han relacionado la prevención de tumores malignos con
niveles normales de esta vitamina y entre estos se encuentran el cáncer de
páncreas, pulmón, ovario, próstata y piel.
Los órganos que intervienen en la utilización y
disponibilidad del calcio –intestino, rinón, hígado, huesos y confirmado por
investigaciones recientes, próstata, mama, cerebro, corazón y sangre-, tienen
receptores de la vitamina D y contribuyen con la prevención del cáncer por
diferentes mecanismo.
Alimentos y vitamina D.
Con el desarrollo de la nutriología clínica y la industria
de los alimentos, cada día, un mayor número de productos son fortificados con
esta vitamina y esto es positivo para suplir las demandas de este
micronutriente, pero lo más recomendable es que el ser humano lo obtenga a
partir de la acción del sol al incidir en la piel, que produce esta vitamina
empleando como base al colesterol de la persona, transformado de manera natural,
por los rayos ultravioleta, en ella.
Encontramos mucha vitamina D en los pescados y en
mayor proporción en atún y salmón. También en el aceite de hígado de pescado,
hígado de mamíferos, el huevo, queso y
la leche.
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