lunes, 30 de mayo de 2016

PROBLEMAS PARA CONTROLAR EL APETITO EN LAS DIETAS

Dr. Arcenio Estévez Medina.
Una de las quejas más comunes de las personas que están a dieta con el propósito de perder peso es su incapacidad para controlar el apetito.  Siendo ésta una causa frecuente de abandono del esquema diseñado por el médico nutriólogo para llevar al paciente a un peso considerado saludable.
Un error cometido muy a menudo en este caso es que se somete, desde el principio, al enfermo a dietas muy rígidas y no soporta la poca ingesta de alimentos.  Por esta razón siempre debemos calcular -de acuerdo a la actividad física, peso, talla y condiciones de salud- las kilocalorías que vamos a restar al consumo diario del paciente y luego de la determinación de la cantidad debemos presentarlo en un menú de cinco comidas al día: tres principales y dos meriendas, de manera que la persona no desarrolle ansiedad y pueda adaptarse con facilidad al plan.
Mecanismos de control del apetito.
Hay una sustancia producida en el estómago, llamada ghrelina, que en ausencia de alimentos estimula el apetito y cuando la persona está saciada se reduce la misma.  En los obesos esta acción no sucede de manera regular, cuando el individuo tiene el estómago lleno no bajan los niveles de ghrelina.  Lo que hace más difícil el manejo de estos enfermos.  
Por otro lado, la producción de una hormona llamada leptina por las células grasas (adipocitos), causa disminución del apetito en el sistema nervioso central, pero si no se produce en cantidad suficiente o la que hay circulando no es de buena calidad causa aumento de éste.  También puede darse el caso de que la persona desarrolle resistencia a la leptina de manera muy parecida a como sucede con la resistencia a la insulina y para los fines es lo mismo que no haya la sustancia porque la existente carece de efectividad y el individuo desarrolla un apetito voraz.
La leptina, actúa relacionada a la neurotensina, una hormona vinculada a la capacidad de almacenamiento de grasa en nuestro cuerpo y que cuando está elevada en sangre aumentan las posibilidades de que la persona engorde.
Una investigación, publicada por la revista Nature, el 11 de mayo del 2016, dirigida por el Dr. Mark Evers, de la Universidad de Kentucky, Estados Unidos de Norteamérica, demostró que personas con niveles altos de neurotensina tienen dos veces más posibilidades de presentar obesidad.  Esto trae como consecuencia que haya un índice de masa corporal elevado y una circunferencia abdominal alta, lo que incrementa el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y diabetes entre otras patologías.    
La neurotensina ordena acumulación de grasa en la célula y por tanto, estimula la producción de leptina y ésta a su vez desencadena que el apetito se reduzca porque ya el cuerpo no necesita más energía.  Esto lo hace al bloquear la producción del neuropéptido Y, una sustancia que aumenta la sensación de hambre y empuja a comer más. Al inhibir la producción de este neuropéptido se reduce el apetito.  En el caso contrario se incrementa el deseo de comer.
Son muchos los mecanismos que debemos considerar al elaborar una dieta y si a la hora de abordar a estos pacientes el médico no toma en cuenta todos estos factores no habrá una respuesta satisfactorias al tratamiento y el enfermo seguirá engordando sin ningún control.


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