Dr. Arcenio Estévez Medina.
El tabaco es
una causa importante de muerte comprobada y reconocida como tal por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), que lo reporta como el causante del
fallecimiento de la mitad de las personas que lo consumen.
En el año
2013 la Organzación Mundial de la Salud reportó cerca de seis millones de
muertes por causa del tabaco, de las cuales alrededor de 600 mil fueron
personas no fumadoras; pero que estaban expuestas al humo ajeno y la otra parte
-5.4 millones- eran fumadores. Esto es
el 90 por ciento de las muertes por esta causa.
En el mundo
hay unos mil millones de fumadores. De
los cuales 200 millones son mujeres y de éstas cada año muere alrededor de un
millón y medio. La mayoría de estos
fallecimientos se pueden evitar con cambios sencillos de actitudes por parte de
las personas.
Los hombres fuman
mucho más que las mujeres. El 40 por
ciento de éstos lo hace y de las mujeres solo el 9 por ciento. Sin embargo, ellas cargan con un mayor
porcentaje de muertes por humo ajeno, pues constituyen el 64 por ciento de los
fallecimientos por esta causa.
Las estadísticas demuestran que cada seis
segundos muere una persona por culpa del tabaco. Esto representa unas 10 muertes cada minuto,
600 por hora y 14 mil 400 al día. Lo
lamentable es que todos estos fallecimientos se pueden evitar con simples medidas
de prevención.
El denominado humo de
segunda mano.
El humo de segunda mano es el humo del
tabaco que hay en el aire respirado por una persona, no importa que sea de
huka, cigarrillo, cigarro o pipa. Se
conoce a la persona que respira este humo y no fuma como fumador pasivo o
involuntario. Sin embargo, es un ser
humano que sufre los efectos nocivos de la nicotina y otras sutancias tóxicas
que están en el humo del tabaco. De
acuerdo a una publicación de la Sociedad Americana del Cáncer en el humo del
tabaco hay 7,000 compuestos químicos, de los cuales 250 son tóxicas y de éstas,
69 son capaces de producir cáncer.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha
planteado que el humo de segunda mano mata a miles de niños –el 31 por ciento
de las muertes producidas por el tabaco corresponde a niños- y adultos que no
fuman ni van a fumar nunca, pero tienen que pagar con sus vidas la falta de
consciencia de los fumadores. Se calcula
que cerca del 40 por ciento de todos los niños están expuestos al humo ajeno en
el hogar.
La fertilidad se reduce en las personas que
reciben el humo de segunda mano, que también
puede afectar el desarrollo del feto. Por
esa razón las embarazadas no deben fumar ni respirar el humo exhalado por los
fumadores. Al mismo tiempo se calcula
que miles de seres humanos sufren de cáncer de pulmón sin haber fumado nunca.
Estudios realizados en animales de
experimentación han demostrado que los fumadores pasivos y los activos tienen
mayores posibilidades de sufrir de cáncer de mama que las personas que no están
expuestas a estos riesgos.
Es recomendable que los padres fumadores,
por el bien de sus hijos y de las demás personas que comparten con ellos en el
trabajo, la casa o en cualquier otro espacio, dejen de fumar; pero si no es
posible hacerlo, por lo menos que se aseguren de que los carros y los espacios
donde están los demás se encuentren libres de humo.
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