viernes, 8 de junio de 2012


LA CONTAMINACIÓN VISUAL EN SANTIAGO
                                                                              Dr. Arcenio Estévez Medina.
   Una investigación realizada por la Fundación Ecología y Salud determinó que en la ciudad de Santiago de los Caballeros hay mucha contaminación visual. Lo que podría producir diferentes problemas de salud en los habitantes de esta urbe, entre ellos déficit de atención, estrés y hasta hipertensión arterial.
   El estudio se desarrolló los días 29 y 30 del mes de abril del año 2012 y consistió en contar la publicidad encontrada en 7,700 metros de longitud, comprendidos entre el puente seco sobre la Autopista Doctor Joaquín Balaguer, en el sector del Ingenio y el elevado de la Estrella Sadhalá con Ave. 27 de Febrero, justo frente al edificio de las oficinas públicas, conocido como El Huacalito.  Caminando por la referida autopista, siguiendo por la 27 de Febrero hasta llegar al citado elevado.
   Esta investigación determinó que en este segmento de la ciudad de Santiago había 2,205 anuncios publicitarios.  Esto significa que existen casi tres letreros (2.86) por cada 10 metros de vía pública.  La publicidad más abundante fue la comercial alcanzando 1,658 anuncios, representando este grupo el 75.19 por ciento.  Mientras que la propaganda de los partidos políticos llegó al 24.81 por ciento con un total de 547 letreros.
   La proliferación de la publicidad en las autopistas, avenidas y calles disminuye la percepción visual de conductores y transeúntes.  Lo que, sumado a la alta contaminación  sónica, aumenta el riesgo de accidentes de tránsito, causa importante de muertes en nuestro país. Si no se le pone control a esta cruda realidad todos seremos responsables de las consecuencias fatales del problema.
   La situación adquiere ribetes de alta peligrosidad cuando vemos las gigantes pantallas digitales en las salidas y entradas de La Ciudad Corazón, donde además de dificultar la observación de la belleza del panorama, los conductores y peatones no perciben el cambió de la luz del semáforo y esto entorpece el tránsito y peor todavía, aumenta el riesgo de que se produzcan accidentes vehiculares.
   Por otro lado, esta contaminación altera de manera nociva el estado natural de un medio como consecuencia directa de poner en él un elemento extraño.  En muchos casos se ha cometido el crimen ecológico de cortar árboles para que se vea la publicidad.  Parece que en Santiago a nadie le duele esta situación, mientras los dueños del negocio propagandístico reciben grandes ganancias económicas producto de la colocación de sus anuncios.       
   Además de ser potencialmente peligrosa para la provocación de accidentes de tránsito, la contaminación visual -que incluye también a la basura, el humo, los cables, postes para tendido eléctrico, telefónico, transmisión de televisión, antenas, torres y chimeneas- puede producir estrés, disminución de la atención, dolor de cabeza, hipertensión arterial, inestabilidad, fatiga mental y ansiedad.
   Es tiempo de que paremos este caos que está reinando en la ciudad de Santiago y otras del país para así prevenir y mitigar los daños producidos por la contaminación visual y al mismo tiempo contribuir con la conservación del entorno estético de esta urbe. 

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